Consecuencias del uso de tintes químicos para el pelo

A diferencia de los tintes vegetales, los tintes capilares convencionales contienen un gran número de sustancias químicas en su composición que pueden causar múltiples efectos adversos y reacciones alérgicas, tanto en la piel como en el cuero cabelludo. De hecho, según varios estudios, en los tintes para el cabello convencionales se usan más de 5000 sustancias químicas distintas, algunas de ellas descritas como cancerígenas en animales.

Básicamente existen tres tipos de tintes para el pelo: los permanentes (u oxidativos), los semipermanentes y los temporales. La gran diferencia entre los primeros y el resto es que, mientras los semipermanentes y temporales incluyen compuestos de color que tiñen el pelo directamente, los permanentes crean el color a partir de una reacción química de sus componentes. Esta reacción química se produce porque los tintes permanentes incluyen peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) en su composición, que combinado con amoniaco y otras moléculas permite la decoloración del cabello y la absorción del tinte.

Además de estos componentes, la mayoría de los tintes de pelo permanentes contienen p-fenilendiamina o PPDA, unas moléculas altamente agresivas para la piel pero que son clave en la pigmentación del pelo una vez decolorado.

Alteración del pH

Si entrar en los efectos directos sobre la salud, uno de los efectos más inmediatos que nos producen los tintes químicos es la alteración del pH.

La piel de nuestro cuerpo tiene un pH entre 5 y 5,5, excepto las zonas íntimas y el cuero cabelludo que lo tienen ligeramente inferior.

Cuando nos teñimos el pelo con tintes químicos no solo dañamos el pelo, sino que también agredimos al cuero cabelludo. Para lograr las coloraciones que queremos, se utilizan productos con pH muy elevados que alteran nuestro pH natural, al menos durante el proceso de aplicación.

Las consecuencias de ello son un cabello seco, apagado y sin brillo. Además, en función de lo sensible que sea nuestra piel, podemos dañar el cuero cabelludo provocando la aparición de dermatitis, eccema o picores.

Riesgos para profesionales

Más allá de los riesgos para las personas receptoras del tinte, existen riesgos también para los profesionales de los salones de belleza que lo aplican.

Las tareas de decoloración y tinte de pelo exponen a los profesionales del sector a una gran cantidad de agentes químicos peligrosos. Ya sea por contacto directo de la piel o mucosas con el producto o por inhalación de aerosoles, la exposición a las sustancias químicas presentes en los tintes convencionales puede tener múltiples consecuencias negativas para la salud.

A continuación, te indicamos algunos de los agentes químicos más habituales en los tintes tradicionales y sus posibles efectos adversos (según información del INSST, Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, en “Tratamientos del cabello en peluquerías: exposición a agentes químicos”):

Presentes en la decoloración

  • Persulfato de amonio (Ammonium persulfate)  y/o persulfato de potasio (Potassium persulfate). Irritantes cutáneos, oculares y respiratorios. Ambos pueden producir urticaria, rinitis o asma.

Presentes en el proceso de coloración

  • El amoníaco (Ammonia). Un potente irritante respiratorio.
  • El 4-aminofenol (p-aminophenol). Puede llegar a provocar defectos genéticos.
  • La p-fenilendiamina (p-phenilendiamine). Se asocia con la dermatitis de contacto, irritativa y alérgica.
  • La p-toluendiamina (Toluene, 2-5 diamine). Asociada también con la dermatitis de contacto.
  • Resorcinol. Un irritante ocular que, además, puede provocar dermatitis, pigmentación de la piel y alteraciones hormonales.
  • Hidroquinona (Hydroquinona). Un potente irritante cutáneo, ocular y respiratorio. Puede producir dermatitis y despigmentación de la piel.
  • Alcohol tetrahidrofurfurílico (Tetrahydrofurfuril alcohol). Utilizado como disolvente de tintes. Puede producir irritación ocular.

Por todo ello, es tan importante reducir su uso al máximo y buscar alternativas, como los tintes vegetales ecológicos, que cubran las necesidades de quien lo recibe sin perjudicar ni su salud ni la del profesional que lo aplica.

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