La razón principal del incremento de la demanda de cosmética sólida es, sin duda, el aumento de la conciencia medioambiental de la población.
Según varios estudios, la industria cosmética tradicional utiliza cada año alrededor de 120.000 millones de unidades de embalajes para sus productos, la mayoría de ellos de plástico y de un solo uso.
Ante ello, la cosmética sólida se convierte en una alternativa mucho más sostenible, puesto que su formato permite la venta sin envase o el uso de envases “plasticfree”, reciclables y reutilizables.
Además, si ponemos el foco en la cosmética sólida natural veremos que sus fórmulas contienen ingredientes naturales que incluso mejoran las propiedades de los de la cosmética tradicional en cuanto al cuidado de la piel. Los productos líquidos de cosmética tradicional acostumbran a utilizar sustancias como sulfatos, parabenos, siliconas o ftalatos que, con un uso prolongado, pueden llegar a producir alergias, irritaciones o eccemas.
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