Este tipo de filtros solares son potencialmente dañinos, puesto que son sustancias de síntesis, en su mayoría derivadas del petróleo, que producen un efecto de disruptor endocrino y pueden llegar a causar alergias, irritaciones y demás tipos de complicaciones cutáneas.
Por su lado, los filtros físicos en los protectores solares son ingredientes activos que protegen la piel de los rayos UV del sol al reflejarlos o dispersarlos en lugar de absorberlos. También se les conoce como filtros minerales, ya que suelen estar compuestos de óxido de zinc o dióxido de titanio.
Estos filtros físicos crean una barrera sobre la piel que refleja y dispersa los rayos UV del sol, evitando que penetren en la piel y reduciendo el riesgo de daño solar. A diferencia de los filtros químicos, que absorben los rayos UV y los convierten en calor, los filtros físicos no se descomponen con la exposición al sol y son menos propensos a causar irritación o alergias en la piel.
Es por ello que los protectores solares que contienen filtros físicos son una buena opción para personas con piel sensible o alérgica, ya que son menos propensos a causar irritación o reacciones adversas.
¿Y las nanopartículas?
Las nanopartículas son pequeñas partículas de tamaño nanométrico (entre 1 y 100 nanómetros) que se utilizan en una variedad de productos, incluyendo protectores solares, en los que se utilizan para mejorar su eficacia en la protección contra los rayos UV.
En los protectores solares las nanopartículas pueden proporcionar una protección más transparente y menos visible en comparación con los protectores solares tradicionales, que a menudo dejan una capa blanca en la piel. Sin embargo, hay cierta preocupación sobre la seguridad de las nanopartículas en los protectores solares y se están llevando a cabo investigaciones para evaluar su seguridad y efectividad.
Qué peligros se asocian a las nanopartículas
Algunos de los peligros potenciales de las nanopartículas en los protectores solares incluyen:
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